viernes, 31 de diciembre de 2010

Balance de situación 2010. Objetivos 2011




Estamos en las últimas horas del año. Todos andamos ilusionados por tragarnos las uvas con las campanadas, cambiar la hoja del calendario y estrenar el flamante 2011, como si con ello fueran a cambiar muchas cosas.

Es momento de buenos propósitos. El próximo año seremos mejores, más guapos, más sanos, más productivos, más ricos.

¿Os acordáis el año pasado por estas fechas de vuestras intenciones y propósitos? ¿Qué tal lo habéis hecho?


Por estas mismas fechas, publiqué un post con una plantilla para que hicierais un diagnostico de vuestra situación actual y vuestros objetivos para 2010.
Hoy os añado una nueva plantilla para que hagáis lo mismo a fecha 31-12-2010.

Balance de situación

Para los que rellenaste la plantilla anterior, veréis que este año hay la casilla desviación objetivo 2010, en este apartado anotad si habéis logrado, superado, o no alcanzado el resultado que os habías propuesto.

Por ejemplo si la plantilla anterior rezaba así en el apartado:

Salud:
puntos fuertes: bastante buena salud .Analíticas y revisiones dentro parámetros normales
puntos débiles: algo de colesterol y kilos de más
aspectos a mejorar: cuidar la alimentación, hacer ejercicio.
recursos : ir al dietista , caminar
objetivo 2010: mantenerme sano, reducir colesterol, perder 5 kilos

En desviación objetivos 2010: escribir Sano: bien, regular o mal). Colesterol: bien, regular, o mal, Perder 5 kilos: bien, regular o mal)

Veréis que como en un balance contable, sabréis vuestra situación actual, que tal os ha ido el año, vuestra cuenta de pérdidas y ganancias y a partir de ahí las perspectivas para el que viene.

Efectuar revisiones es una manera de vaciar la mente, plasmar nuestros pensamientos y traducirlos en próximas acciones.
Si durante el año, efectuamos revisiones semanales o periódicas de la situación de nuestras tareas y utilizamos listas por contextos, tenemos mucho ganado. No obstante, una vez al año, efectuar una revisión más general y reevaluar nuestras metas, nos facilitará una radiografía actualizada de nuestro estado.

¡Feliz 2011!

Que tengáis un buen año,
Montse








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miércoles, 22 de diciembre de 2010

La felicidad. Una decisión




Ante todo deseo una muy Feliz Navidad y un muy Feliz 2011 a todos los lectores de este blog.

Ya hace un año que, un buen día, empecé Buenhabit. Escribir me ha dado muchos momentos felices. Os doy las gracias a todos vosotros, que de una forma u otra me habéis animado a seguir con el blog.

En estas fechas, más que nunca, todos repartimos, postales, sms, tweets, llamadas, regalos, etc... todos acompañados de nuestros mejores deseos de felicidad.

¡Pero en qué consiste la felicidad?


Los filósofos andan de cráneo desde la antigüedad, intentando definirla y buscando el camino que nos conduzca a ella.

Aristóteles ya lo decía:
 “Todos estamos de acuerdo en que queremos ser felices, pero en cuanto intentamos aclarar cómo podemos serlo empiezan las discrepancias”:


Para unos la autorrealización era el camino, para otros vivir en la razón y la virtud, sin apego a los bienes materiales y para otros era experimentar placer y evitar el dolor a toda costa.

Han pasado siglos y a los filósofos se han añadido los psicólogos y los sociólogos que buscan factores externos e internos que nos aporten felicidad.

Se ha visto que mucho dinero no nos hace mucho más felices y que una vez alcanzado un nivel suficiente de bienestar material, aspiramos a más cosas, más experiencias, más poder, mayor nivel de status, y que ello nos lleva a más anhelos e insatisfacciones.

Pero también se ha visto que el no asumir ningún riesgo, acomodarse en lo que se tiene y evitar conflictos, para tener más paz y seguridad, nos puede conducir a una especie de monótono estado de falsa felicidad continua, que nos impedirá crecer como personas.

De los estudios realizados se ha constatado que las personas más felices son también las más resilientes, es decir las más capaces de superar trastornos y recuperar más prontamente un estado más tranquilo y feliz, lo que parece evidenciar que existe un vínculo directo entre la resiliencia y la capacidad de ser feliz.


La investigación realizada afirma y constata que no se trata de un obtener una felicidad continua basada en la ausencia de dificultades y evitando situaciones estresantes, sino la capacidad de aprender a capear los problemas.

A los niños súper protegidos a los que se les evita cualquier contratiempo y se les intenta ofrecer un monótono estado de placer continuo, se les priva del adiestramiento necesario para hacer frente a los problemas que la vida les deparará sin duda.

Para algunos autores del New Thought (Nuevo Pensamiento), la felicidad es una actitud mental que el hombre puede asumir conscientemente, es decir es una decisión.

La idea de que la felicidad sea una decisión, la argumentan del hecho que el hombre haya buscado muchas formas de encontrar esa felicidad en muchos aspectos, y aun así, parece esquiva para la mayoría de las personas.

Al descubrir que existen seres felices e infelices en todas las diversas condiciones socio-económicas, geográficas, de edad, religión, sexo, estos concluyen que cuando el individuo decide aceptar su condición y su pasado, y asumir la vida tal como es en ese momento y construir su vida a partir de aquellos preceptos, el hombre alcanza la felicidad.

Ser resiliente, tener una actitud proactiva hacia los acontecimientos y ver retos en vez de problemas, puede ser la clave.

Os deseo que decidáis ser felices.

Que tengáis un buen día
Montse


Referencias: Wikipedia
                    Inteligencia Emocional de Daniel Goleman Ed. Kairós







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miércoles, 15 de diciembre de 2010

El secreto de fluir: La próxima acción



Cuando fluimos, la acción y la conciencia se funden en una perfecta onda de energía.

En estos momentos la distinción entre el yo y la actividad desaparece.
Un ciclista de elite lo define así:
“No parece que vayas sentado en una bicicleta. Sientes como si fueras un solo mecanismo en funcionamiento”.

Uno de los elementos básicos para llegar a “fluir” es que la tarea que se está realizando absorba de tal manera que nos abstraiga totalmente. No hay distinción entre pensamiento y acción, ni entre el sujeto y su entorno. El tiempo se distorsiona, pareciendo que pasa muy deprisa en ocasiones y que se estira y cunde mucho más, en otras.

En este estado es cuando llegamos a ser más productivos; no existen espacios en blanco ni divagaciones. Nos concentramos en el presente y en la próxima acción inmediata.

Al igual que el escalador la atención se centra solo en el presente. Cuando comienza una escalada su mente se desconecta de sus problemas cotidianos; lo último que puede recordar son los últimos 30 segundos y en lo único que puede pensar es  en dónde colocará la próxima nueva fijación para seguir ascendiendo.

El secreto está ahí: Tener bien definida cual es la próxima acción y centrarse en ella.

Con frecuencia para llevar a cabo un proyecto, recopilamos y procesamos la información que necesitamos, pero en el momento de organizar los timings de actuación, tendemos a no planificar adecuadamente.

Sabemos cual es la meta final, pero no definimos bien los pasos para llegar a ella.

Consecuencia: avances y retrocesos, rodeos y estancamientos. La acción no es fluida, lo que provoca pérdida de concentración y productividad.

Para que esto no ocurra necesitamos planificar con más rigor, realizar una hoja de ruta lo más bien definida posible. Establecer qué pasos son necesarios, el orden y las prioridades, qué tareas son innecesarias o delegables y qué atajos nos pueden ser útiles para avanzar más rápidamente.


Metas inmediatas claras.

Para que una persona esté totalmente implicada en cualquier actividad es esencial que sepa qué tareas ha de realizar en cada momento. Lo que abstrae a un escalador no es la meta de alcanzar la cima, sino la tarea inmediata de hacer el siguiente movimiento sin caerse. La meta que hace que un jugador de ajedrez esté concentrado no es ganar la partida, sino conseguir la posición más estratégica con el siguiente movimiento. Por supuesto, las metas últimas de estas actividades- alcanzar la cima, ganar un juego, conseguir un objetivo, son importantes y es hacia donde se dirigen los pasos, pero el verdadero “disfrute” (flujo) no procede tanto de conseguir estas metas como de los pasos que se dan hasta alcanzarlas.

Dividir los proyectos y tareas minuciosamente para establecer cada paso.

Tener claro cual es la próxima acción a realizar es la clave para seguir centrados en el objetivo.

Las personas se concentran y se sienten más involucradas en aquellas tareas en las que reciben un feed-back inmediato de si lo están haciendo bien o no; mientras que si desconocen las consecuencias de sus acciones, se desinteresan y despistan.

La preocupación excesiva por la meta final suele interferir en nuestra actuación. Visualizar la meta está bien, pero hay que definir las acciones del proceso. Cada acción realizada nos facilitará retroalimentación actualizada de saber como lo estamos haciendo y nos permitirá reconducir, si cabe, la situación más rápidamente.

Que tengáis un buen día.
Montse


Fuente: Fluir en los negocios de Mihaly Csikszentmihalyi
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